Ponencia de María Lourdes Santiago ante el Congreso de los Estados Unidos

Testimonio sobre el H.R. 1522, "Puerto Rico Statehood Admission Act", y el  H.R. 2070, "Puerto Rico Self-Determination Act of 2021" ante el Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos

María de Lourdes Santiago

Vicepresidenta y Senadora, Partido Independentista Puertorriqueño

14 de abril de 2021

 

Señor presidente y demás integrantes del Comité: Ante todo, me parece esencial poner esta vista en su verdadero contexto.  Hoy estamos aquí debido a la negativa de los Estados Unidos de asumir su responsabilidad sobre Puerto Rico, el territorio que hace 123 años reclamaron como botín de guerra.  La persistencia del dominio colonial de los Estados Unidos sobre nuestra nación, a pesar de las innumerables ocasiones y diversos métodos mediante los cuales los puertorriqueños hemos reclamado el fin de dicho régimen,  contraviene disposiciones jurídicas y rehúye responsabilidades históricas, resultando en una situación opresiva para nosotros y vergonzosa para los Estados Unidos.  En el problema del estatus Puerto Rico ha sido la víctima, y los Estados Unidos, el victimario. 

Sólo en una ocasión ha iniciado el Congreso un proceso serio dirigido a que Puerto Rico ejerza su derecho a la libre determinación: la consideración del Proyecto Johnston (S 712) en el periodo del 1989 al 1991.  Aunque no fue aprobado, dejó enseñanzas fundamentales que no deben ser desoídas por este Comité: la imposibilidad (confirmada en tiempos recientes por las tres ramas de gobierno de EU) de elevar el actual sistema colonial a una auténtica relación bilateral entre pares; la necesidad de elaborar un plan de transición hacia la independencia, y finalmente, la resistencia a la oferta de estadidad a una nación caribeña y latinoamericana en la que la  inmensa mayoría de sus habitantes (aun los que favorecen la anexión) no se consideran estadounidenses y muchos proponentes de la estadidad exhiben como principal fundamento para su aspiración política su ambición de perpetuar la dependencia económica de las transferencias federales. 

De los proyectos ante la consideración de este Comité, sólo el HR 2070 permite evadir el callejón sin salida al que llegó el Proyecto Johnston.  En contraste con el HR 1522, el HR 2070 contiene elementos claves que lo convierten en un instrumento potencialmente efectivo para alcanzar la descolonización, al permitir que a través de la Comisión Congresional de Negociación Bilateral que propone la medida se conteste la pregunta esencial de qué está realmente dispuesto el Congreso a ofrecer a Puerto Rico.  

Distinto al caso de Washington DC, nuestro país se encuentra en bancarrota, como resultado del fracaso de la relación colonial. Tampoco existe en Puerto Rio un apoyo abrumador a la estadidad, sino que persisten profundas divisiones en cuanto a nuestra relación futura con los Estados Unidos.  Más importante aún, la identidad cultural de los residentes de Washington DC es claramente estadounidense, y en  ese elemento crítico son indistinguibles de los habitantes de otros estados.  Ese no es el caso de Puerto Rico: nuestra nacionalidad estaba forjada y definida, antes de que EU invadiera nuestras costas, y después de 123 años de coloniaje, la mayoría de la población no tiene dominio efectivo del inglés.  El nuestro no es un problema de reivindicación de derechos civiles individuales; es uno del derecho colectivo a la libre determinación de un pueblo colonizado. 

Todos sabemos además que el HR 1522, según declaraciones del liderato senatorial de ambos partidos, está destinado al fracaso, lo que lo convierte en otra vía hacia la inacción congresional y hacia la continuación del régimen colonial.

De fundamental importancia para el éxito del HR 2070 es que el Congreso insista en el requisito indispensable de que las opciones de estatus estén fuera de la cláusula territorial.

El Partido Independentista Puertorriqueño le da la bienvenida al HR 2070 y esperamos contribuir con enmiendas que optimicen su eficacia.  Su aprobación representaría un regreso a los principios que una vez guiaron a la nación que fue la primera en enarbolar la bandera de la libertad y la independencia en América.